"La verdad tiene un sabor a disparate y a confusión, a locura y a sueño, como la vida de todos los hombres que ya no quieren seguir engañándose a si mismos. Hermann Hesse"

28 de diciembre de 2008

Fragmento del capitulo 22 de la novela "Pulp", de Charles Bukowski.

Simplemente me quedé allí sentado esperando. Unos diez minutos después sentí
un hormigueo por todo el cuerpo. Fui capaz de mover la mano un poquito.
Luego, otro poquito. Me llevé el vodka a los labios, conseguí inclinar la
cabeza y me lo bebí todo. Puse el vaso en el suelo, me estiré en la cama y
esperé de nuevo a que me entrara el sueño. Oí un disparo en la calle y
comprendí que en el mundo todo iba bien. A los cinco minutos estaba dormido.
Como todos los demás.


22

Me desperté deprimido. Miré el techo, las grietas del techo. Vi en ellas un
búfalo que se lanzaba sobre algo. Pensé que era sobre mí. Luego vi una
serpiente con un conejo en la boca. El sol entraba a través de las rajas de
las persianas y formaba una esvástica en mi vientre. El agujero del culo me
escocía. ¿Sería que tenía otra vez hemorroides? Tenía el cuello rígido y la
boca me sabía a leche agria.

Me levanté y fui hacia el cuarto de baño. Odiaba mirarme en aquel espejo
pero lo hice. Vi depresión y derrota. Unas bolsas oscuras debajo de los
ojos. Ojillos cobardes, los ojos de un roedor atrapado por un jodido gato.
Tenía la carne floja. Parecía como si le disgustara ser parte de mí. Las
cejas retorcidas para abajo parecían enloquecidas, unos pelos de cejas
enloquecidas. Horrible. Tenía un aspecto asqueroso. Y ni siquiera tenía
ganas de mover el vientre. Estaba atrancado. Me dirigí al retrete a mear.
Apunté bien pero no sé por qué salió de lado y se estrelló en el suelo.
Intenté apuntar mejor y meé toda la tapa del retrete que me había olvidado
de levantar. Arranqué un buen pedazo de papel higiénico y lo limpié. Limpié
el asiento. Eché el papel dentro de la taza y tiré de la cadena. Fui a la
ventana, miré hacia afuera y vi una cagada de gato en el tejado de la casa
de al lado. Luego me di la vuelta, busqué el cepillo de dientes, apreté el
tubo. Salió demasiado. Rebasó el cepillo y cayó al lavabo. Era verde. Era
como un gusano verde. Metí un dedo, cogí un poco, lo puse en el cepillo y
empecé a cepillarme. ¡Dientes! ¡Vaya una maldita cosa! Tenemos que comer y
comer y volver a comer. Somos asquerosos, condenados a nuestros pequeños y
sucios hábitos. Comer y tirarse pedos y rascarse y sonreír y marcharse de
vacaciones.
Terminé de cepillarme los dientes y me volví a la cama. No me quedaba
ninguna energía, ningún ánimo. No era más que una chincheta. Un pedazo de
linóleo.
Decicí quedarme en la cama hasta mediodía. Quizá para entonces la mitad del
mundo se habría muerto y sería sólo la mitad de duro de sobrellevar. Quizá
si me levantase a mediodía tendría mejor aspecto, me encontraría mejor. Una
vez conocí a un tipo que no defecaba desde hacía días. Al final simplemente
explotó. De verdad. La mierda le salió volando de la barriga.
Luego sonó el teléfono. Lo dejé sonar. Nunca contesto al teléfono por la
mañana. Sonó 5 veces y luego paró. Ya. Estaba a solas conmigo. Y como era
asqueroso, era mejor que estar con otra persona, con cualquier persona de
las que andan por ahí con sus penosas triquiñuelas y juegos de manos. Me
subí las mantas hasta el cuello y esperé.

charles bukowski

15 de diciembre de 2008

Bukowski - La Máquina de Follar (7º Parte)

Pasaron unos meses.No volví al bar. Hubo juicio, pero el gobierno eximió de toda culpa a von B. y a su máquina. Me trasladé a otra ciudad. lejos. Y un día estaba sentado en la peluquería y cogí una revista pornográfica. había un anuncio:
«¡Hinche su propia muñequita! veintinueve dólares noventa y cinco. Goma resistente, muy duradera. Cadenas y látigos incluidos en el lote. Un bikini, sostén, bragas, dos pelucas, barra de labios y un tarrito de poción de amor incluidos. Von Brashlitz Co.».
Envié un pedido. a un apartado de Massachusetts. también él se había trasladado.
El paquete llegó al cabo de unas tres semanas. fue bastante embarazoso porque yo no tenía bomba de bicicleta, y me puse muy caliente cuando saqué todo aquello del paquete. tuve que bajar a la gasolinera de la esquina y utilizar la bomba de aire.

Hinchada tenía mejor pinta. grandes tetas, un culo. inmenso.

-¿Qué es eso que tiene ahí, amigo? -me preguntó el de la gasolinera.
-Oiga, oiga, yo le he pedido prestado un poco de aire. Soy un buen cliente, ¿no?
-Bueno, bueno, puede coger el aire. Pero es que no puedo evitar la curiosidad... ¿qué tiene ahí?
-¡Vamos, déjeme en paz! -dije.
-¡DIOS MIO! ¡qué TETAS! ¡mire, mire!
-¡Ya las veo, imbécil!
Le dejé con la lengua fuera, me eché el chisme al hombro y volví a casa. me metí en el dormitorio.
Aún estaba por plantearse la gran cuestión...
Abrí las piernas buscando algún tipo de abertura. Von B. no lo había hecho mal del todo.

Me eché encima y empecé a besar aquella boca de goma. de cuando en cuando echaba mano a una de las gigantescas tetas de goma y la chupaba. Le había puesto una peluca amarilla y me había frotado con la poción de amor toda la polla. No hizo falta mucha poción de amor, con la del tarro habría para un año. La besé apasionadamente detrás de las orejas, le metí el dedo en el culo y le di sin parar. Luego la dejé, di un salto, le encadené los brazos a la espalda, con el candadito y la llave, y le azoté el culo de lo lindo con los látigos.
¡Dios mío, voy a volverme loco! pensé.
Después de azotarla bien, volví a metérsela. follé y follé. Era más bien aburrido, la verdad. Imaginé perros follando con gatas; imaginé dos personas follando en el aire mientras caían de un rascacielos. Imaginé un coño grande como un pulpo, reptando hacia mí, apestoso, anhelante de orgasmo. Recordé todas las bragas, rodillas, piernas, tetas y coños que había visto. La goma sudaba; yo sudaba.

-¡Te amo, querida! -susurré jadeante en sus oídos de goma.

Me fastidia admitirlo, pero me obligué a eyacular en aquella sarnosa masa de goma. No se parecía en nada a Tanya. Cogí una navaja de afeitar y destrocé el artefacto. Lo tiré donde las latas vacías de cerveza.
¿Cuántos hombres compran esos chismes absurdos en Norteamérica?
¿No pasas ante medio centenar de máquinas de joder si das una vuelta por cualquier calle céntrica de una gran ciudad de Norteamérica? con la única diferencia de que éstas pretenden ser mujeres.

Pobre Mike el Indio, con su polla muerta de cincuenta centímetros.
Todos los pobres mikes. Todos los que escalan el Espacio. Todas las putas de Vietnam y Washington.
Pobre Tanya, con su vientre que había sido el vientre de un cerdo. Sus venas que habían sido las venas de un perro. Apenas cagaba o meaba, follar, sólo follaba (corazón, voz y lengua prestados por otros). Por entonces, sólo debían haber hecho unos diecisiete transplantes de órganos. Von B. iba muy por delante de todos.
Pobre Tanya, qué poco había comido la pobre... básicamente queso barato y uvas pasas. Nunca había deseado dinero ni propiedades ni grandes coches nuevos, ni casas supercaras. Jamás había leído el diario de la tarde. No deseaba en absoluto una televisión en color, ni sombreros nuevos, ni botas de lluvia, ni charlas de patio con mujeres idiotas; jamás había querido un marido médico, o corredor de bolsa, o miembro del Congreso o policía.

Y el tipo de la gasolinera sigue preguntándome:

-Oiga, ¿qué fue de aquello que trajo a hinchar aquel día?

Pero ya no me lo preguntará más. Voy a echar gasolina en otro sitio. Y no volveré tampoco a la barbería donde vi la revista del anuncio de la muñeca de goma de Von B. voy a intentar olvidarlo todo.

¿No harías tu lo mismo?



FIN

8 de diciembre de 2008

Bukowski - La Máquina de Follar (6º Parte)

Tanya le bajó la cremallera. Le sacó la polla, ¡menuda polla tenía el tío! había dicho treinta y cinco centímetros, pero parecían por lo menos cincuenta.
Luego Tanya rodeó con las manos la polla de Mike. El gemía de gozo.
Luego la arrancó de cuajo. La tiró a un lado.
Vi el chisme rodar por la alfombra como una disparatada salchicha, dejando tristes regueruelos de sangre. Fue a dar contra la pared. Allí se quedó como algo con cabeza pero sin piernas y sin lugar alguno a donde ir... lo cual era bastante cierto.

Luego, allá fueron las BOLAS volando por el aire. una visión saltarina y pesada. simplemente aterrizaron en el centro de la alfombra y no supieron qué hacer más que sangrar. Así que sangraron.
Von Brashlitz, el héroe de la invasión rusonorteamericana, miró ásperamente lo que quedaba de Mike el Indio, mi viejo camarada de sople, rojo rojo allá en el suelo, manando por su centro... von B. se dio el piro, escaleras abajo...
La habitación 69 había hecho de todo salvo aquello.

Luego le pregunté a ella:

-Tanya, habrá problemas aquí muy pronto. ¿Por qué no dedicamos el número de la habitación a nuestro amor?
-¡Como quieras, amor mío!
Lo hicimos, justo a tiempo; y luego entraron aquellos idiotas.
Uno de aquellos enterados declaró entonces muerto a Mike el Indio.

Y como von B. era una especie de producto del gobierno norteamericano, en seguida se llenó aquello de gente, varios funcionarios de mierda de diversos tipos, bomberos, periodistas, la pasma, el inventor, la CIA, el FBI y otras diversas formas de basura humana.

Tanya vino y se sentó en mi regazo.
-Ahora me matarán. Procura no entristecerte, por favor.
No contesté.

Luego von Brashlitz se puso a chillar, apuntando a Tanya:

-¡SE LO ASEGURO, CABALLEROS, ELLA NO TIENE NINGUN SENTIMIENTO! ¡CONSEGUI QUE HITLER NO LA AGARRASE! ¡Se lo aseguro, no es más que una MAQUINA!
Todos se limitaron a quedarse allí mirándole. nadie le creía.
Era ni más ni menos la máquina más bella, la mujer por así decirlo, que habían visto en su vida.

-¡Maldita sea! ¡majaderos! Toda mujer es una máquina de follar, ¿es que no se dan cuenta? ¡Apuestan al mejor caballo! ¡EL AMOR NO EXISTE! ¡ES UN ESPEJISMO DE CUENTO DE HADAS COMO LOS REYES MAGOS!

Aun así no le creían.

-¡ESTO es sólo una máquina! ¡no tengan ningún MIEDO! ¡MIREN!
Von Brashlitz agarró uno de los brazos de Tanya.Lo arrancó de cuajo del cuerpo.
Y dentro, dentro del agujero del hombro, se veía claramente, no había más que cables y tubos, cosas enroscadas y entrelazadas, además de cierta sustancia secundaria que recordaba vagamente la sangre.

Y yo vi a Tanya allí de pie con aquellos alambres enroscados colgándole del hombro donde antes tenía el brazo. me miró:

-¡Por favor, hazlo por mí! recuerda que te pedí que no te pusieras triste.
Vi como se echaban sobre ella, como la destrozaban y la violaban y la mutilaban. No pude evitarlo. apoyé la cabeza en las rodillas y me eché a llorar...

Mike el Indio nunca llegó a cobrarse sus veinte dólares.

5 de diciembre de 2008

Con Amor...

-Ves? Me estoy acariciando...

-Yo también.

-Y lo hago con amor...

-Hombre! Si no lo haces con cariño a ti misma...

-Estás hablando de masturbación?

-No!! Y tú?

-Yo tampoco.

1 de diciembre de 2008

Bukowski - La Máquina de Follar (5º Parte)

-jiii jiii jiii ji... es sólo mi bromita de siempre. jiii jiii jiii ji!
Metió otra vez el cacharro en el cuartito. cerró la puerta.
-¡Ay, ji jiii ji! -bebió otro trago de schnaps. Luego se sirvió más. lo liquidó.

-Caballeros, ¡yo soy un artista y un inventor! mi MAQUINA DE FOLLAR es en realidad mi hija, Tanya...
-¿Más chistecitos, von? -pregunté.
-¡No es ningún chiste! ¡Tanya! ¡Ponte en el regazo de este caballero!

Tanya soltó una carcajada, se levantó, se acercó, y se sentó en mi regazo.

¿Una MAQUINA DE FOLLAR? ¡no podía serlo! su piel era piel, o lo parecía, y su lengua cuando entró en mi boca al besarnos, no era mecánica... cada movimiento era distinto, y respondía a los míos. Me lancé inmediatamente, le arranqué la blusa, le metí mano en las bragas, hacía años que no estaba tan caliente; luego nos enredamos; de algún modo acabamos de pie... y la entré de pie, tirándole de aquel pelo largo y rubio, echándole la cabeza hacia atrás, luego bajando, separándole las nalgas y acariciándole el ojo del culo mientras le atizaba, y se corrió... la sentí estremecerse, palpitar, y me corrí también.
¡Nunca había echado polvo mejor!

Tanya se fue al baño, se limpió y se duchó, y volvió a vestirse para Mike el Indio. Supuse.
-El mayor invento de la especie humana -dijo muy serio von Brashlitz.
Tenía toda la razón.

Por fin Tanya salió y se sentó en mi regazo.

-¡NO! ¡NO! ¡TANYA! ¡AHORA LE TOCA AL OTRO! ¡CON ESE ACABAS DE FOLLAR!
Ella parecía no oír, y era extraño, incluso en una MAQUINA DE FOLLAR, porque yo nunca había sido muy buen amante, la verdad.

-¿Me amas? -preguntó.
-Si.
-Te amo, y soy muy feliz. y... teóricamente no estoy viva. Ya lo sabes, ¿verdad?
-Te amo, Tanya, eso es lo único que sé.
-¡Cago en tal! -chilló el viejo-. ¡Esta JODIDA MAQUINA!

Se acercó a la caja barnizada en que estaba escrita la palabra TANYA a un lado. Salían unos pequeños cables; había marcadores y agujas que temblequeaban, y varios indicadores, luces que se apagaban y se encendían, chismes que tictaqueaban... von B. era el macarra más loco que había visto en mi vida. Empezó a hurgar en los marcadores, luego miró a Tanya:

-¡25 AÑOS! ¡toda una vida casi para construirte! ¡Tuve que esconderte incluso de HITLER! y ahora... ¡pretendes convertirte en una simple y vulgar puta!
-No tengo veinticinco -dijo Tanya-. -Tengo veinticuatro.
-¿Lo ves? ¿lo ves? ¡como una zorra normal y corriente!

Volvió a sus marcadores.

-Te has puesto un carmín distinto -dije a Tanya.
-¿Te gusta?
-¡Oh, sí!
Se inclinó y me besó.

Von B. seguía con sus marcadores. Tenía el presentimiento de que ganaría él.
Von Brashlitz se volvió a Mike el Indio:
-No se preocupe, confíe en mí, no es más que una pequeña avería. Lo arreglaré en un momento.
-Eso espero -dijo Mike el Indio-. Se me ha puesto en treinta y cinco centímetros esperando y he pagado veinte dólares.
-Te amo -me dijo Tanya-. No volveré a follar con ningún otro hombre. Si puedo tenerte a ti, no quiero a nadie más.
-Te perdonaré Tanya, hagas lo que hagas.

El profe estaba corridísimo. Seguía con los cables pero nada lograba.

-¡TANYA! ¡AHORA TE TOCA FOLLAR CON EL OTRO! estoy... cansándome ya... tengo que echar otro traguito de aguardiente... dormir un poco... Tanya...
-oh -dijo Tanya- ¡este jodido viejo! ¡tú y tus traguitos, y luego te pasas la noche mordisqueándome las tetas y no puedo dormir! ¡ni siquiera eres capaz de conseguir un empalme decente! ¡eres asqueroso!
-¿COMO?
-¡DIJE «QUE NI SIQUIERA ERES CAPAZ DE CONSEGUIR UN EMPALME DECENTE»!
-¡Esto lo pagarás Tanya! ¡Eres creación mía, no yo creación tuya!

Seguía hurgando en sus mágicos marcadores. Quiero decir, en la máquina. Estaba fuera de sí, pero se veía claramente que la rabia le daba una clarividencia que le hacía superarse.

-Es sólo un momento, caballero -dijo dirigiéndose a Mike-. ¡Sólo tengo que ajustar los cuadros electrónicos! ¡un momento! ¡vale! ¡ya está!
Entonces se levantó de un salto. aquel tipo al que habían salvado de los rusos.
Miró a Mike el Indio.
-¡Ya está arreglado! ¡La máquina está en orden! ¡a divertirse caballero!
Lluego, se acercó a su botella de aguardiente, se sirvió otro pelotazo y se sentó a observar.

Tanya se levantó de mi regazo y se acercó a Mike el Indio. vi que Tanya y Mike el Indio se abrazaban.

27 de noviembre de 2008

Miguel Rix - Y GRITÉ MIL AÑOS

Un día, estaba hasta la polla de todo mi cuerpo,

y me arranqué de cuajo el alma.

¡Ahí la tienes!, le dije a un duende,

¡dásela a otro con menos pena!.

Se me escapó por la rendija, y se llevó los restos de mi piel helada...


Cien batallas, y los huevos: negros de tanto humo,

cien estrellas, y con ellas: volándome la cordura,

la ruleta rusa en la que siempre perdí.


Y escuché los cuchicheos..., las viejas de mi bosque criticaban,

¡dale!, ¡dale!, por ahí va el cuerpo del loco,

pero luego: yo:¡ la brisa!...

Y se echaron las manos al bolso... ¡cuidado!,

Que sin cuerpo no puedo robaros...

¡Ni quiero!.

Y un día, el duende regresó...


¡oye tú, maldito loco!, toma tu piel, y tu alma,

que no las quiero -dijo el cabrón-,

Yo no dije nada, pero me respondió:

Me las probé un día, y ahí te las dejo,

Cuenta, cuenta..., eso sí me interesó...


Me puse tus ojos y le vi las fauces a los lobos:

A los malos, no a los que no dejan aullar;

Me puse tu boca, yese sabor tan bello a frutas prohibidas...

Desde entonces ya no me gusta na`

Me puse tus botas, las de irte a andar...,

me sacaron de la ciudad,

Y fui a charlar: con los robles, con las nubes, con los montes...

Lejos de toda mancha de humanidad.


Me puse tu corazón... ¡y no estaba roto!,

¡es que latía!; y latía y gritaba y se desgarraba: funcionaba;

pero nadie le oía y su llanto: ¡cuanto dolía!.

Ahí te quedas con tu alma, que yo no la quiero, me marcho.


El duende marchó, y eché al fuego el alma,

Y me vuelve a doler el pecho,

de vivir, por vivir;

de soñar, por soñar...


Y de repente morí,

condenado a escribirle canciones a no sé qué dios maldito,

en un infierno sin hogueras,

lleno de palabras mal-nombradas,

lleno de esclavos con dueños... sin sueños.

Lleno de amor mal-llamado pecado,

y matando a cada voz, que suene desde fuera de palacio.


Mi condena son mil años gritando,

a un mundo que nunca ha escuchado,

A un dios que debe andar borracho...

¡Perra condena!.

24 de noviembre de 2008

Bukowski - La Máquina de Follar (4º Parte)

Tony levantó una parte del mostrador y dijo:
-Pasad por aquí. Tenéis que subir por la escalera del fondo. Cuando lleguéis llamáis y decís «nos manda Tony».
-¿En cualquier puerta?
-La puerta 69.
-Vale -dije-, ¿qué más?
-Listo -dijo Tony-, preparad las pelotas.

Encontramos la escalera. Subimos.

-Tony es capaz de todo por gastar una broma -dije.
Llegamos. allí estaba: puerta 69.
Llamé:

-Nos manda Tony.
-¡Oh, pasen, pasen, caballeros!


Allí estaba aquel viejo chiflado con aire de palurdo, vaso de cerveza en la mano, gafas de cristal doble, como en las viejas películas. Tenía visita al parecer, una tía joven, casi demasiado, parecía frágil y fuerte al mismo tiempo.
Cruzó las piernas, toda resplandeciente: rodillas de nylon, muslos de nylon, y esa zona pequeña donde terminan las largas medias y empieza justo esa chispa de carne. Era todo culo y tetas, piernas de nylon, risueños ojos de límpido azul...

-Caballeros... mi hija Tanya...
-¿Qué?
-Sí, ya lo sé, soy tan... viejo... pero igual que existe el mito del negro que está siempre empalmado, existe el de los sucios viejos alemanes que no paran de follar. Pueden creer lo que quieran. De todos modos, ésta es mi hija Tanya...
-Hola, muchachos -dijo ella sonriendo.

Luego todos miramos hacia la puerta en que había ese letrero: SALA DE ALMACENAJE DE LA MAQUINA DE FOLLAR.
Terminó su cerveza.

-Bueno... supongo, muchachos, que venís a por el mejor POLVO de todos los tiempos...
-¡Papaíto! -dijo Tanya-. ¿Por qué tienes que ser siempre tan grosero?
Tanya recruzó las piernas, más arriba esta vez, y casi me corro.

Luego, el profesor terminó otra cerveza, se levantó y se acercó a la puerta del letrero SALA DE ALMACENAJE DE LA MAQUINA DE FOLLAR. se volvió y nos sonrió. luego, muy despacio, abrió la puerta. Entró y salió rodando aquel chisme que parecía una cama de hospital con ruedas.
El chisme estaba DESNUDO, una mesa de metal.
El profesor nos plantó aquel maldito traste delante y empezó a tararear una cancioncilla, probablemente algo alemán.
Una masa de metal con aquel agujero en el centro. El profesor tenía una lata de aceite en la mano, la metió en el agujero y empezó a echar sin parar de aquel aceite. Sin dejar de tararear aquella insensata canción alemana.
Y siguió un rato echando aceite hasta que por fin nos miró por encima del hombro y dijo: «bonita, ¿eh?». Luego, volvió a su tarea, a seguir bombeando aceite allí dentro.

Mike el Indio me miró, intentó reírse, dijo:
-Maldita sea... ¡han vuelto a tomarnos el pelo!

-Si -dije yo-, estoy como si llevara cinco años sin echar un polvo, pero tendría que estar loco para meter el pijo en ese montón de chatarra.
Von Brashlitz soltó una carcajada. se acercó al armario de bebidas. Sacó otro quinto de cerveza, se sirvió un buen trago y se sentó frente a nosotros.

-Cuando empezamos a saber en Alemania que estaba perdida la guerra, y empezó a estrecharse el cerco, hasta la batalla final de Berlín, comprendimos que la guerra había tomado un giro nuevo: la auténtica guerra pasó a ser entonces quién agarraba más científicos alemanes. Si Rusia conseguía la mayoría de los científicos o si los conseguía Norteamérica... los que más consiguieran serían los primeros en llegar a la Luna, los primeros en llegar a Marte... los primeros en todo. En fin, el resultado exacto no lo sé... numéricamente o en términos de energía cerebral científica. sólo sé que los norteamericanos me cogieron primero, me agarraron, me metieron en un coche, me dieron un trago, me pusieron una pistola en la sien, hicieron promesas, hablaron y hablaron. yo lo firmé todo...
-Todas esas consideraciones históricas me parecen muy bien -dije yo-. Pero no voy a meter la polla, mi pobrecita polla, en ese cacharro de acero o de lo que sea. Hitler debía ser realmente un loco para confiar en usted. ¡Ojalá le hubieran echado el guante los rusos! ¡yo lo que quiero es que me devuelvan mis veinte dólares!

Von Brashlitz se echó a reír.

20 de noviembre de 2008

Coltán

Va siendo hora de que sepas lo que realmente mueve el mundo ahora. No es ni el oro, ni diamantes ni siquiera el petróleo, lo que realmente lo mueve es el Coltán. Empieza a investigar sobre él...

Miguel Rix - El Galle y las drogas

Fragmento de la obra Vuestros Hijos Bastardos de Miguel Rix.


El Galle y las drogas

El galle sabía drogarse; de eso no hay duda-, pero el resto era distinto, él conocía la delicada línea que no has de cruzar en ciertos momentos, bajo el efecto de ciertas drogas en ciertos sitios. Pero había mucha gente que se drogaba para poder ser, y claro: nunca fueron, nunca son, y lo que es peor, de seguir utilizando aquellos métodos- nunca serían.
Había otros que se drogaban para no estar, otros se drogaban para estar todo el rato: omnipresentes, aunque no tuvieran nada que decir: nada nuevo que decir. Tan sólo querían que la noche no acabara nunca, quien sabe si porque les aterraba la idea de volver a su vida;... me va bien..., a la mañana siguiente. Había gentes que se drogaban buscando con ello a la chica o al chico de sus sueños, y claro estaban tan drogados que, cuando éste o ésta se les cruzaba por delante, tenían la cabeza como un bombo... como para darse cuenta de algo...

Había otros que se drogaban porque no sabían hacer otra cosa, lo llevaban haciendo desde siempre, y para ellos el llevar su gramito de coca y sus diez euros de chocolate en el bolsillo, era como para otros el lavarse los dientes después de comer, o el puto cigarrito de después de tal. Las drogas les daban el punto necesario para acabar sucumbiendo a los catorce pelotazos cargaítos que el galle les ponía mientras ni pinchaba para ellos, ni escuchaba su constante y monótono ronroneo compuesto por chistes, piropos mal tirados a gentes mal elegidas, en momentos mal hallados. Al galle no le gustaba la gente que se drogaba porque sí. Al galle le gustaba enseñar a drogarse a la gente, y a muchos de ellos había que recomendarles que ni siquiera les hacían falta las drogas o bien para seguir toda la vida durmiendo, o bien porque les despertaban demasiado sus mentes, y hay mentes que más vale que sigan dormidas... los durmientes no generan violencia...

Y al galle le gustaba aquello de impartir una cátedra que por ilegal, permanece vacante en la universidad de la vida. A él le gustaba ejercer de catedrático de drogología, a él le gustaba la objetividad de quien conoce a fondo las sustancias, que como bien escribió Paracelso, pasan de curar a matar con sólo variar su dosis: pasan de ser medicina a veneno tan solo con tomar una mayor cantidad. Al galle le gustaba que la gente leyera el libro que tenía siempre en el bar (uno de ellos), ese que se llamaba: "Aprendiendo de las drogas", de un señor lúcido (como le decía Dante a Hache en aquella maravillosa peli) como es: Antonio Escohotado.


-
¡Coño, Javi!- dijo el galle al ver que por fin éste se había levantado de la silla eléctrica donde llevaba juzgándose toda aquella noche- Mira Javi, éste.-refiriéndose a Miguel-, es el bajista que nos faltaba. Vamos a cantarle a la vida, yo voy a cantar para que despierten, y tú vas a tocar la guitarra, y éste el bajo.

-¡Me parece correcto! -dijo Javi animándose súbitamente-.

-Habría que ver cómo tocas la guitarra -dijo Miguel.

-Con el alma. Yo le he escuchado porque ha tocado aquí un par de veces, ¡y te digo que con el alma tío!..., ¡con el alma!, y encima es un chaval... y a ti y a mí, nos va a venir bien ser adolescentes de nuevo -el galle se lo dejó todo muy clarito a Miguel.

-Pues sí, ¡me apunto a la idea!... ¿Y qué es de tu vida chaval?

-Me acabo de pirar de casa, y soy un bastardo, y ahora pongo sobre la barra mis últimos cinco euros... ¿me das cerveza galle?

-Hijos bastardos... ¡Ya lo tengo! -Miguel se refería al nombre del grupo.

-No -el galle siempre tenía algo que aportar-: Vuestros hijos bastardos.

-¡Claro!, vamos a cantarles a ellos, y les van a cantar los que ellos más odian: sus hijos -Javi terminó con la discusión sobre el nombre del grupo y cambió de tema-. Oye galle ¿quién es ese de la mochila, el que está sentado escribiendo? -se referí a mí, ¡claro!. Allí no había más locos... ¿o sí?...

-No sé si un loco o un poeta; pero me debe un poema... ¡oye tú...!, ¡me debes un poema! -me gritó desde la barra.

Entonces me levanté y acerqué mi cuerpo y mi casa hacia ellos para dejarles el poema sobre la barra. Antes tuve que pedirle una bayeta al galle, no es muy limpio..., buena gente, pero no es limpio no.

El galle cogió las hojas y me las dio de nuevo:

-No, a mí me vale con que nos lo recites a todos; pero el poema -sea bueno o malo- es tuyo.

Yo acepté, y el galle quitó la música que estaba entonces sonando, y en su lugar puso la banda sonora de "Braveheart" -muy bajita -. La gente comenzó a acercarse a la barra, incluso salió el pastillas que llevaba todo el día ¿o noche? hablando de sus fantasmas con el hada a la que apenas pude llegar a ver ...

Y recité el poema...

17 de noviembre de 2008

Bukowski - La Máquina de Follar (3º Parte)

Tony se acercó más.
-Conozco a un tío que ha hecho una máquina de follar. No esas chorradas de las revistas de tías, esas cosas que se ven en los anuncios. Botellas de agua caliente con coños de carne de buey cambiables, todas esas chorradas. -este tipo lo ha conseguido de veras. Es un científico alemán, lo cogimos nosotros, quiero decir nuestro gobierno. Antes de que pudieran agarrarlo los rusos. No lo contéis por ahí.
-Claro hombre, no te preocupes...
-Von Brashlitz. El gobierno intentó hacerle trabajar en el ESPACIO. No hubo nada que hacer. Es un tipo muy listo, pero no tiene en la cabeza más que esa MAQUINA DE FOLLAR. Al mismo tiempo, se considera una especie de artista, a veces dice que es Miguel Angel... le dieron una pensión de quinientos dólares al mes para que pudiera seguir lo bastante vivo para no acabar en un manicomio. Anduvieron vigilándole un tiempo, luego se aburrieron o se olvidaron de él, pero seguían mandándole los cheques, y de vez en cuando, una vez al mes o así, iba un agente y hablaba con él diez o veinte minutos, mandaba un informe diciendo que aún seguía loco y listo. Así que él andaba por ahí de un sitio a otro, con su gran baúl rojo hasta que, por fin, una noche, llega aquí y empieza a beber. Me cuenta que es sólo un viejo cansado, que necesita un lugar realmente tranquilo para hacer sus experimentos. Y le escondí aquí. Aquí vienen muchos locos, ya sabéis.
-Si- dije yo.
-Luego, amigos, empezó a beber cada vez más, y acabó contándomelo. Había hecho una mujer mecánica que podía darle a un hombre más gusto que ninguna mujer real de toda la historia... además sin tampax, ni mierdas, ni discusiones.
-Llevo toda la vida buscando una mujer así -dije yo.
Tony se echó a reír.
-Y quién no. Yo creía que estaba chiflado, claro, hasta que una noche después de cerrar subí con él y sacó la MAQUINA DE FOLLAR del baúl rojo.
-¿Y?
-Fue como ir al cielo antes de morir.
-Déjame que imagine el resto -le pedí.
-Imagina.
-Von Brashlitz y su MAQUINA DE FOLLAR están en este momento arriba, en esta misma casa.
-Eso es -dijo Tony.
-¿Cuánto?
-Veinte billetes por sesión.
-¿Veinte billetes por follarse una máquina?
-Ese tipo ha superado a lo que nos creó, fuese lo que fuese. Ya lo verás.
-Petey el Búho me la chupa y me da un dólar.
-Petey el Búho no está mal, pero no es un invento que supere a los dioses.
Le di mis veinte.
-Te advierto, Tony, que si se trata de una chifladura del calor, perderás a tu mejor cliente.
-Como dijiste antes, todos estamos locos de todas formas. Puedes subir.
-De acuerdo -dije.
-Vale -dijo Mike el Indio-. Aquí están mis veinte.
-Os advierto que yo sólo me llevo el cincuenta por ciento. El resto es para von Brashlitz. quinientos de pensión no es mucho con la inflación y los impuestos, y von B. bebe cerveza como un loco.
-De acuerdo -dije-. Ya tienes los cuarenta. ¿Dónde está esa inmortal MAQUINA DE FOLLAR?

10 de noviembre de 2008

Bukowski - La Máquina de Follar (2º Parte)

-Vaya calor, voy a volverme loco -dijo.
-El calor te hace comprender precisamente cuál es tu verdadero yo -le expliqué a Tony.
-¡Corta ya! ¿me estás llamando loco?
-La mayoría lo estamos. pero permanece en secreto.
-Si, claro, suponiendo que tengas razón en esa chorrada, dime, ¿cuántos hombres cuerdos hay en la tierra? ¿hay alguno?
-Unos cuantos.
-¿Cuántos?
-¿De todos los millones que existen?
-Sí, sí.
-Bueno, yo diría que cinco o seis.
-¿Cinco o seis? -dijo Mike el Indio-. ¡Hombre no jodas!
-¿Cómo sabes que estoy loco? di -dijo Tony-. ¿Cómo podemos funcionar si estamos locos?
-Bueno, dado que estamos todos locos, hay sólo unos cuantos para controlarnos, demasiado pocos, así que nos dejan andar por ahí con nuestras locuras. De momento, es todo lo que pueden hacer. Yo en tiempos creía que los cuerdos podrían encontrar algún sitio donde vivir en el espacio exterior mientras nos destruían. Pero ahora sé que también los locos controlan el espacio.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque ya plantaron la bandera norteamericana en la luna.
-¿Y si los rusos hubieran plantado una bandera rusa en la luna?
-Sería lo mismo -dije.
-¿Entonces tú eres imparcial? -preguntó Tony.
-Soy imparcial con todos los tipos de locura.

Silencio. Seguimos bebiendo. Tony también; empezó a servirse whisky con agua. podía; era el dueño.

-Coño, qué calor hace -dijo Tony.
-Mierda, sí -dijo Mike el Indio. Entonces Tony empezó a hablar.
-Locura -dijo- ¿y si os dijera que ahora mismo está pasando algo de auténtica locura?
-Claro -dije.
-No, no, no... ¡quiero decir AQUI, en mi bar!
-¿Sí?
-Sí. algo tan loco que a veces me da miedo.
-Explícame eso, Tony -dije, siempre dispuesto a escuchar los cuentos de los otros.

7 de noviembre de 2008

Jim Morrison - "El Fin del Sueño"

El fin del sueño
será cuando
importe

todas las cosas mienten
Buda me perdonará
Buda lo hará

3 de noviembre de 2008

Bukowski - La Máquina de Follar (1º Parte)

Hacía mucho calor aquella noche en el Bar de Tony. ni siquiera pensaba en follar. sólo en beber cerveza fresca. Tony nos puso un par para mí y para Mike el Indio, y Mike sacó el dinero. le dejé pagar la primera ronda. Tony lo echó en la caja registradora, aburrido, y miró alrededor... había otros cinco o seis mirando sus cervezas. imbéciles. así que Tony se sentó con nosotros.
-¿Qué hay de nuevo, Tony? -pregunté.
-Es una mierda -dijo Tony.
-No hay nada nuevo.
-Mierda -dijo Tony.
-Ay, mierda -dijo Mike el Indio.
Bebimos las cervezas.

-¿Qué piensas tú de la Luna? -pregunté a Tony.
-Mierda -dijo Tony.
-Sí -dijo Mike el Indio-, el que es un carapijo en la Tierra, es un carapijo en la Luna, qué mas da.
-Dicen que probablemente no haya vida en Marte -comenté.
-¿Y qué coño importa? -preguntó Tony.
-Ay, mierda -dije-. Dos cervezas más.

Tony las trajo, luego volvió a la caja con su dinero. Lo guardó. Volvió.
-Mierda, vaya calor. Me gustaría estar más muerto que los antiguos.
-¿Adónde crees tú que van los hombres cuando mueren, Tony?
-¿Y qué coño importa?
-¿Tú no crees en el Espíritu Humano?
-¡Eso son cuentos!
-¿Y qué piensas del Che, de Juana de Arco, de Billy el Niño, y de todos esos?
-Cuentos, cuentos.

Bebimos las cervezas pensando en esto.

-Bueno -dije-, voy a echar una meada.

Fui al retrete y allí, como siempre, estaba Petey el Búho. La saqué y empecé a mear.

-Vaya polla más pequeña que tienes -me dijo.
-Cuando meo y cuando medito sí. Pero soy lo que tú llamas un tipo elástico. Cuando llega el momento, cada milímetro de ahora se convierte en seis.
-Hombre, eso está muy bien, si es que no me engañas. Porque ahí veo por lo menos cinco centímetros.
-Es sólo el capullo.
-Te doy un dólar si me dejas chupártela.
-No es mucho.
-Eso es más que el capullo. Seguro que no tienes más que eso.
-Vete a la mierda, Petey.
-Ya volverás cuando no te quede dinero para cerveza.

Volví a mi asiento.
-Dos cervezas más- pedí.
Tony hizo la operación habitual. Luego volvió.

28 de octubre de 2008

Bukowski - "Para Jane"

225 días bajo la hierba
y ya me conoces mejor que yo mismo.

ellos se han llevado tu sangre,
eres un palo seco en una canasta.

es así como funciona?

en este cuarto
las horas de amor
aún hacen sombras

cuando te fuiste
te llevaste casi
todo

me arrodillo en las noches
ante tigres
que no me dejarán ser.

lo que fuiste
no volverá a suceder.

los tigres me han encontrado
y no me importa

26 de octubre de 2008

After Dark (Snake Dance)

A continuación les voy a enseñar, la que para mi, es la escena mas sensual y erótica de todas. Lo tiene todo: música perfecta, bailarina aun mejor, baile y decoración espectacular!
Es de la película "Abierto hasta el amanecer" del maestro Tarantino. La protagonista de tan sensual baile es Salma Hayek. La música de Tito & Tarántula con la canción After Dark.



Espero que les guste.

Estado: cansado.
Escuchando: She's Just Killing Me - ZZ Top

24 de octubre de 2008

El Grito de la Mariposa


Antes de hundirme
En el gran sueño
Quiero oír
Quiero oír
El grito de la mariposa


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Much@s han hablado de The Doors, ya fuese para bien o para mal, así que yo he decidido que ahora no voy a hablar de ellos, no me apetece... (tampoco soy quien para hacerlo...).

El objetivo de esta 1º "publicación" (si se puede llamar así...) es la de explicar de donde viene el nombre del blog: "El Grito de la Mariposa"; creo que no necesita presentación, es un verso de la canción "When the Music's Over",
¿de quien es?...,
por supuesto de The Doors.

Una noche, en medio de un sueño, me desperté. Lo primero que escuché fue...:
"The Scream of the Butterfly...".
Desde aquella, siempre me rondaba por mi cabeza esas palabras, y... que bonitas palabras!.

Este es el vídeo de Riders On The Storm ("la resurrección de The Doors") en Barcelona en el 2008:



Un Abrazo a todos!!

-Estado: Nervioso
-Escuchando: Shaman's Blues - The Doors